La vida nos presenta diversas situaciones que nos ayudan a crecer, las situaciones que se repiten constantemente son indicador de que hay algo que tenemos que superar y es la forma de mostrarnos que hay que poner manos a la obra, dejar ir a alguien puede ser muy difícil.
“Cuando estamos en medio de una relación que nos lastima y no hacemos nada para cambiar la posición en la que estamos o dar fin a esa relación, es muy probable que hay algo en nuestra autoestima y amor propio que no este yendo por el camino correcto.”
Retener a alguien sin importar que se quede por lastima es lo peor que podemos hacer como agresión a nuestro ser. Siempre sabemos cuando alguien se interesa por nuestro bienestar, nos ama, nos cuida y nos respeta, eso es algo que se nota; no es necesario llenar a nuestra pareja con interrogantes “¿me amas? ¿Cuánto me amas?” las acciones lo dicen todo, es lo más poderoso que hay y no se puede esconder, el interés de una persona por cuidarnos y amarnos sale a relucir hasta por los poros, las miradas, las acciones, los gestos, el lenguaje, no hay forma de esconder eso.
Ahora bien, conformarnos con malos tratos, infidelidades o intentar retener a alguien que ya nos ha dicho que no quiere continuar a nuestro lado trae consigo un sin número de problemas. Entre ellos está el que nuestra autoestima se va más al piso, nuestra autoconfianza desaparece y la relación se puede convertir en algo mucho mas tóxico.
Cuando respetamos nuestro ser y decidimos que no queremos estar con alguien que nos quiera a media, un cambio drástico se da dentro de nosotros. La autoestima incrementa de una forma inexplicable y aunque al principio puede llegar a ser muy doloroso dejar ir a esa persona, inconscientemente estamos mostrándonos cuanto valemos y lo capaces que somos en dejar ir cosas importantes por nuestro propio bienestar. Recuerda que después del duelo crecemos y después de dejar a ir a alguien que no nos amaba es una muestra de amor y es mejor que quedarnos al lado de alguien que nos haya rechazado, cuando nos quedamos es cuando nuestra dignidad queda hecha polvo.
Al final lo más importante en nuestras vidas somos nosotras, debemos de ser el personaje principal y por el cual nos debemos preocupar más. No se trata de egocentrismo, se trata de que si no hemos aprendido a darnos lo mejor, nadie no los dará y si no somos felices con nosotros mismos jamás podremos añadir felicidad a la vida de nadie más.
Después de ese gran dolor, enfócate en tu vida en crecer, en conectar contigo; los momentos dolorosos nos hacen mas sensibles y aptas al crecimiento, aprovecha la oportunidad.